Los colorantes más habituales en repostería pueden agruparse en cuatro tipos principales, y ninguno de ellos debería faltar en nuestra despensa.
LÍQUIDOS Y GELES:
Se pueden mezclar con pasta de azúcar, pasta para flores, crema de mantequilla y glaseado real. La gama básica de colores se encuentra en cualquier supermercado a un precio asequible y algunos sitios de internet ofrecen una paleta más amplias. Al ser concentrados deben utilizarse con cuidado, pues de lo contrario alterarían la consistencia de la pasta o el glaseado. Pueden adquirirse en envases con cuentagotas, para controlar mejor la dosis.
Los colorantes en gel se emplean del mismo modo y son cada vez más frecuentes. Afectan menos a la consistencia de las pastas y actualmente están disponibles en una gran gama de tonalidades.
POLVO LUSTRE:
Puede aplicarse con un pincel sobre glaseado, pasta o decoraciones que se hayan secado para darles brillo. Existe una gran variedad de colores, desde los más habituales, como el rojo o el azul a los metálicos, como el oro, el bronce, la plata antigua, el perla o las tonalidades irisadas.
Se mezcla con facilidad y permite elaborar una extensa paleta. Se aplica directamente con un pincel fino y seco, y nunca debe mezclarse o incorporarse a un glaseado húmedo, ya que se empastaría. Se puede convertir en pintura diluyéndolo con unas gotas de alcohol claro alimentario, como el vodka. Conviene leer la etiqueta antes de adquirirlos, ya que no todos son comestibles.
PASTAS:
Muy utilizadas por los profesionales, poseen una gran concentración de pigmentos y permiten obtener los tonos más puros e intensos. Una pequeña cantidad da mucho juego y se adapta muy bien a la pasta de azúcar, la pasta para flores, el mazapán, la crema de mantequilla y los glaseados. No obstante, si se utilizan en exceso, la masa se volverá pegajosa, por lo que deben aplicarse poco a poco. De este modo, se controla mejor el color y se pueden mezclar dos tonalidades para crear otra completamente distinta, algo muy difícil cuando se trabaja con colorantes líquidos. Algunos poseen un tono más oscuro para obtener colores más intensos.
LÍQUIDOS Y GELES:
Se pueden mezclar con pasta de azúcar, pasta para flores, crema de mantequilla y glaseado real. La gama básica de colores se encuentra en cualquier supermercado a un precio asequible y algunos sitios de internet ofrecen una paleta más amplias. Al ser concentrados deben utilizarse con cuidado, pues de lo contrario alterarían la consistencia de la pasta o el glaseado. Pueden adquirirse en envases con cuentagotas, para controlar mejor la dosis.
Los colorantes en gel se emplean del mismo modo y son cada vez más frecuentes. Afectan menos a la consistencia de las pastas y actualmente están disponibles en una gran gama de tonalidades.
POLVO LUSTRE:
Puede aplicarse con un pincel sobre glaseado, pasta o decoraciones que se hayan secado para darles brillo. Existe una gran variedad de colores, desde los más habituales, como el rojo o el azul a los metálicos, como el oro, el bronce, la plata antigua, el perla o las tonalidades irisadas.
Se mezcla con facilidad y permite elaborar una extensa paleta. Se aplica directamente con un pincel fino y seco, y nunca debe mezclarse o incorporarse a un glaseado húmedo, ya que se empastaría. Se puede convertir en pintura diluyéndolo con unas gotas de alcohol claro alimentario, como el vodka. Conviene leer la etiqueta antes de adquirirlos, ya que no todos son comestibles.
PASTAS:
Muy utilizadas por los profesionales, poseen una gran concentración de pigmentos y permiten obtener los tonos más puros e intensos. Una pequeña cantidad da mucho juego y se adapta muy bien a la pasta de azúcar, la pasta para flores, el mazapán, la crema de mantequilla y los glaseados. No obstante, si se utilizan en exceso, la masa se volverá pegajosa, por lo que deben aplicarse poco a poco. De este modo, se controla mejor el color y se pueden mezclar dos tonalidades para crear otra completamente distinta, algo muy difícil cuando se trabaja con colorantes líquidos. Algunos poseen un tono más oscuro para obtener colores más intensos.
TINTES VEGETALES:
Al igual que el lustre, este tipo de colorantes (que dispone de una paleta muy amplia) se presentan en forma de polvo, pero en este caso el acabado siempre es mate. Aplicados en seco, permiten reproducir la tonalidad de las flores, las hojas e incluso la piel con un resultado muy realista. Basta con tomar una pequeña cantidad con el pincel.
También son muy recomendables para dibujar una sombra, realzar un detalle o proporcionar un toque de color a los bordes de placas o encajes. Pueden mezclarse para obtener tonalidades nuevas o bien diluirse con alcohol claro alimentario para preparar una pintura. Cuantas más capas se apliquen, más intenso será el color resultante.
También son muy recomendables para dibujar una sombra, realzar un detalle o proporcionar un toque de color a los bordes de placas o encajes. Pueden mezclarse para obtener tonalidades nuevas o bien diluirse con alcohol claro alimentario para preparar una pintura. Cuantas más capas se apliquen, más intenso será el color resultante.
Espero que con ayuda de esta pequeña guía se les haga más fácil decidirse sobre que colorantes comprar y utilizar, muchas gracias por seguir allí y hasta la próxima!!! muack!!! besos!